Un Hombre Inocente
Este blog ha tratado de estar escrupulosamente al margen de la actualidad, sin embargo el público linchamiento que está sufriendo Michael Jackson me obliga a salir en su defensa.
Debo, en principio, aclarar que NUNCA me he comprado un disco del Sr. Jackson, lo cual no impide que le tenga en alta estima como personaje público y artista. Y es que se trata de uno de los pilares fundamentales de la cultura pop del último milenio.
Es habitual esgrimir el recuerdo de su álbum Thriller para defender a Michael, sin embargo considero que su obra capital la acuñó con Bad, en la cual nos dejó descubrir perlas sonoras como Dirty Diana, Smooth Criminal o esa perfecta balada que es Man in the Mirror. Este es un disco saturado de pop marciano, elasticidad y unas ingentes cantidades de mal gusto.
¿Por qué no decirlo? Es imprescindible tener mal gusto (y hasta bordear la estupidez), para convertirse en el sumo sacerdote de la música ligera. Michael es un icono. Una figura que representa un principio y un fin en sí misma.
En nuestra educación sentimental queda aquel eléctrico pase de baile en el que colocaba su enguantada mano sobre su virilidad, aquellas estatuas grotescas que dieron la vuelta al mundo para promocionar un LP (creo que era el History) o aquel vídeo que emitieron la Nochevieja de algún lejano año y en la que se convertía en hombre lobo.
Y es que la trayectoria de Michael es única. Su repertorio se ofrece al elogio con mucha mayor soltura que el de otros artistillas de medio pelo que han llegado a ocupar su lugar (pienso en Justin Timberlake, Robbie Williams y tantos otros).
Desde los Jackson Five (una recua de hermanos que escondían artistas tan abisales como Jermaine o La Toya) y en el seno de la homérica Motown, Michael construyó una trayectoria impecable y sudorosa.
Este negrito mentolado se coló en el sacrosanto y anglosajón establishment del pop para levantar a aquellas masas de adolescentes de pelo graso, con discretas ganas de juerga y adictas al normaderm y al clearasil.
Michael es un niño, apalizado por el hambre y por el brutal carácter de su padre que canalizó toda su rabia hacia la música y el baile, que en pocos años consiguió que no habiera nadie en el planeta incapaz de ponerle nombre a una foto suya.
Se trabajó su triunfo y con ese triunfo se construyó una nueva infancia a base de dólares y talento. Lo cierto es que, como se pueden imaginar, no conozco personalmente a Michael (aunque me gustaría, la verdad) y tampoco conozco los vericuetos de su juicio, lo único que sé es que, aunque a muchos les pese, le han absuelto.
Esta absolución proviene de una sentencia y, que yo sepa, una sentencia debe ser acatada y cumplida en sus estrictos términos toda vez que en este respeto al estamento judicial se funda nuestro Estado que, no en vano, es llamado de Derecho.
Ahora bien, si un jurado imparcial ha decidido que es inocente ¿por qué la gente no lo admite? ¿Por qué siguen sospechando de Michael y hasta murmurando una posible prevaricación?
Yo tengo la respuesta; y la respuesta es que la sociedad ODIA a Michael Jackson, le horroriza haber construido semejante monstruo y la razón es que esta sociedad de la que hablo es pacata, estúpida y rencorosa.
A la gente le jode que Michael haya triunfado más allá de cualquier medida, se solaza con sus problemas económicos, con sus ruinas personales, con sus múltiple pleitos. Y a la gente le jode esto porque Michael, hace muchos años, compró su libertad y su propio estilo de vida.
Mientras todo el mundo se pasa la mitad de su existencia pagando las letras de un piso, trabajando con una corbata anudada al cuello y odiando al vecino porque tiene un coche mejor que el suyo, Michael está en su ranchito invitando a niños de Connecticut a montar en carruseles y a beberse zumos de zarzaparrilla.
Por desgracia, el estigma de la pederastia nunca abandonará a Michael, la gente ya ha tomado su decisión y, parece ser, que vivimos en un mundo en el que la excentricidad y la diferencia se pagan muy caro.
Michael Jackson tiene toda mi simpatía.
1 Comments:
Justin Timberlake es un mayúsculo artista de música popular.Prueba a escuchar 'Rock your body' con tres güisquitos en el cuerpo,si consigues mantenerte quieto en el sitio sin bailar,te invito a una paella.
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