De la Flor
El extinto siglo XX nos dejó productos desaforados de racionalismo estético seguramente magnificados por las guerras mundiales y la progresiva alienación económica. Así nos topamos con hitos artísticos con vocación cartesiana como la música dodecafónica, la pintura no figurativa o la arquitectura sin color local ni función.
El atractivo de este arte residía en el aspecto intelectual y no sensual, tal y como manifestó en su día el compositor Arnold Schönberg en un rapto de sinceridad.
No obstante, el nuevo siglo parece tener trazas (unas trazas que ya han tenido preludio desde las últimas décadas del XX) de humanizar la modernidad y generar una interdependencia real entre el arte y la realidad intelectual, económica y social; haciendo escapar el acto estético de rigideces estereotipadas, autoprotectoras y ferozmente formales.
En este contexto, debo admirar y recomendar la pintura de Manuel de la Flor, que estos días, hasta el 15 de julio, se está exponiendo en la imprescindible galería de Rina Bouwen (C/ Augusto Figueroa, 17 - 3º) .
Es cierto que la obra de de la Flor se inscribe en el expresionismo abstracto, sin embargo su pintura es fiel reflejo de un humanismo profundo, de una vinculación concreta entre el espectador y el lienzo.
Manuel de la Flor emplea colores terrosos y secos, sus cuadros son paisajes inexistentes, sopesados retratos del subsuelo. Y es que sus cuadros están hechos de humus, de tierra herida, de dedos que arañan la arena. Por todo ello resulta sencillo reconocerse en ellos, pues emplea códigos fácilmente reconocibles en el momento en que nos planteamos que aquella materia pictórica es, al fin y al cabo, la misma conciencia humana, desenterrada estrato a estrato con un fervor exploratorio y acaso expiatorio.
Las breves referencias figurativas dejan intuir puntos de fuga, cielos imaginados, carreteras infinitas; y sirven para ubicar (o tal vez desubicar) al espectador, que de inmediato se ve seducido por anzuelos visuales que le permiten orientarse sobre la superficie del lienzo.
De la Flor es un pintor de lienzo, de superficie, para él el trazo es un recurso pobre, porque él es un investigador, cada cuadro es una ordalía, comienza para él como un interrogante blanco y termina transformado en un ente histórico, arduamente trabajado.
Tengo la fortuna de poseer uno de sus primeros lienzos, el cual condecora una pared de mi cuarto de estar y siempre he tenido la seguridad, al verlo, de que se trata de una apuesta de futuro.
9 Comments:
No puedo por menos que coincidir en gran medida con esta crítica sobre los cuadros del ya insigne Manuel de La Flor, al que considero excelso pintor y sin embargo amigo
Resulta sin embargo descorazonador comprobar que una crítica fiel como ésta puede únicamente provenir alguien cercano y afín al artista, como sucede en este caso. Cumplan pues estas palabras un doble cometido: En primer lugar, el de alabar la labor su autor al convertir los lienzos de de la Flor en meras palabras, llenas sin embargo de acierto y perspicacia. Y en segundo, el de negar el papel peregrino y mercenario que cumple el crítico de profesión, cuya parcialidad le hace merecedor del peor de los herpes genitales.
Estimado sr. avatar, mi crítica parte tanto de la admiración como de la amistad. ¿Eso me hace ser proselitista? Yo le respondo: SÍ, LO SOY. Y a pesar de todo si no soy amigo de mis amigos, ¿de quién lo voy a ser? No obstante, considero que alguien que no posea un De la Flor en su casa no tiene verdaderamente un hogar.
Permítame añadir, además, que en el caso de conocer a Manuel de la Flor, desearía conocer al autor de tan magnífica obra. Créame cuando le digo que mi crítica no ha sido en ningún término parcial: he sido lo más objetivo posible (obviando el término de amistad que me une con él, que de haberlo mencionado despojaría de franqueza la crítica que hago).
Querido Sr. Bubastis:
Comete un grave error al darse por aludido en mi leve pero sagaz "crítica a los críticos" de profesion. No le considero a usted miembro de tan inefable gremio, y valoro positivamente su parcialidad, dado que esta es producto del conocimiento directo del objeto de la crítica, que no es otra que la obra del últimamente controvertido de la Flor.
Por otra parte, me veo obligado a comentar que noto cierta actitud presuntuosa por su parte en sus alusiones constantes al lienzo de de la Flor que adorna sus paredes. Que sepa, querido amigo, que yo poseo dos de sus lienzos, además de una extensa variedad de dibujos y acuarelas del citado artista.
Sin más que añadir por el momento y acuciado por mis obligaciones, me despido de usted deseándole un buen día.
Estimado Sr. Avatar:
No cabe duda de que ostentar obras pictóricas del Sr. De la Flor supone una más que contrastada inversión. No obstante, mi apuesta de futuro se dirige a la posesión de un pequeño frasco de caspa del artista que espero en un futuro poder subastar. No me cabe duda de que el Sr. De la Flor será un John Lennon.
Sin otro particular, reciba un cordial saludo.
el controvertido chinaski dice; gracias!!amigos queridos,por vuesrtras "loas".Sin embargo que sepaís que prefiero unos "copeis!".
si el cuadro realmente te gusta, no lo vendas en un futuro
Lo siento por el pintor, pero el arte deberia ser, como en bali, una actividad economica secundaria, q se realiza para la comunidad
"tot home es un artista" beuys
no más mercado de arte, no más críticos, no más profesionales
más hombres y más humanidad : estamos solos y nos necesitamos.
matt
Sr. Matt, impresionante aportación, me ha sonrojado. Naturalmente que el arte debería estar fuera del comercio (pero ya se sabe...)
En todo caso, creo que siempre que algo nos guste tenemos el deber de compartirlo y, en la medida de lo posible, tratar de explicar porqué nos gusta.
Sr. Matt, impresionante aportación, me ha sonrojado. Naturalmente que el arte debería estar fuera del comercio (pero ya se sabe...)
En todo caso, creo que siempre que algo nos guste tenemos el deber de compartirlo y, en la medida de lo posible, tratar de explicar porqué nos gusta.
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