el blog de bubastis

jueves, junio 23, 2005

Ren y Stimpy

John Kricfalusi, Bob Camp y Jim Smith se conocieron en el estudio de animación de Ralph Bakshi, trabajando para el videoclip Harlem Shuffle de los Rolling Stones. Camp y Smith llevaba varios años trabajando en la Marvel Comics, haciendo tareas como entintador para Conan y posteriormente como animador en Cazafantasmas, mientras que Kricfalusi, en el seno del estudio de Bakshi, llevaba varios años dándole vueltas al proyecto de una serie de dibujos animados protagonizada por un chihuahua de aspecto enfermizo y un orondo gato.

Juntos fundaron la ya desaparecida empresa Spumco, y le vendieron el proyecto al canal infantil Nickelodeon. En octubre de1990 se estrenó en Estados Unidos el episodio piloto y los primeros capítulos, cosechando un clamoroso fracaso que se transformó radicalmente cuando la MTV compró los derechos de emisión gracias a la intermediación y a la fe ciega de Vanessa Coffrey, productora ejecutiva de Nickelodeon.

Había nacido la leyenda de El Show de Ren y Stimpy, posiblemente la serie de dibujos animados más alucinatoria, desconcertante y psicotrónica de la historia.

El delirio estaba servido, Ren Hoek y Stimpy J. Cat sufrían en los 20 minutos de cada capítulo las peripecias más grotescas, insólitas y demenciales que nunca jamás hayan tenido cabida en el campo de la animación. Con indudable mal gusto, y siempre en los límites de lo tolerable, la serie se desarrolló ampliando cada vez más su causticidad y sinsentido.

Por primera vez se fabricaba una serie de dibujos animados carente casi por completo de guión, basada en gags visuales y siempre atenta a elevar el listón de inmundicia y perversa inocencia en cada capítulo.

Ren y Stimpy basculaba entre la influencia de los maestros Tex Avery y Bob Clampett introduciendo un marcado elemento nihilista y onírico que otorgaba a cada capítulo la apariencia de haber sido ideado por un politoxicómano o un enfermo mental.

Y es aquí donde radicaba su genialidad, el ritmo de los capítulos era trepidante, los argumentos insensatos y el tratamiento visual insoportable de haberse tratado de una serie grabada en imagen real.

En la memoria quedan aquellos capítulos inolvidables en los que descubrimos que existen dimensiones alternativas en las pelusas de los ombligos, bebés expresidiarios alimentados por biberones de carnaza y que la riqueza de Canadá son los ríos subterráneos de mierda que la recorren.

En fin, una serie inolvidable.

3 Comments:

At 6:17 p. m., Anonymous Anónimo said...

¿Existe algo más adorable que un engendro de ojos inyectados en sangre cuya cabeza es alarmantemente propensa a explosionar (o implosionar, según el capítulo)?.
Por cierto, no olvidemos Vaca y Pollo, la serie de dibujos que, pese a ser más ortodoxa en apariencia, nos regaló capítulos memorables como "El hada de las costras" o "La portada pornográfica de Vaca".
Por cierto, esta noche comienza la IV temporada de 24...yo no me la pienso perder.

 
At 6:39 p. m., Blogger bubastis said...

Lo cierto es que merecerían un post aparte las series de animación inspiradas por el éxito de Ren y Stimpy. Muchas de ellas no han proporcionado momentos de TV verdaderamente abisales y Vaca y Pollo es, sin duda, una de las alumnas aventajadas.
En cuanto a la serie de 24, debo confesar que se me escapa. Lamento no haber visto un solo capítulo.

 
At 10:22 a. m., Anonymous Anónimo said...

Gran serie, si señor.
Nunca una serie de animacion habia conseguido darme tanto asco como para cambiar de canal...
Ese episodio de las bolas de pelo de gato...
Vaca y Pollo son mas comedidos, a pesar de que el demonio siempre salga enseñando el culo...
La serie mas surrealista que hay ahora en antena de animacion es la japonesa BoBoBo...
Humor absurdo elevado a la enesima potencia, pero que pierde algo de humor debido a las ingentes referencias a la cultura japonesa y a la imposible tarea de traducir y doblar semejante engendro.

Regards...

 

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