Crónica Negra Renacentista
Francesco Cenci procedía de una antiquísima y respetable familia que se jactaba de hacer proceder su linaje de los Cincius romanos, razón por la que hizo construir la capilla familiar (llamada Santo Tomás de los Cenci) sobre un antiguo templo pagano dedicado a los Dioscuros.
Francesco había amasado una gran fortuna como banquero, pasaba por ser una persona extremadamente avara y colérica, si bien sus raptos de ira los saldaba sobre sus hijos Giacomo y Bernardo, quienes recibían constantes palizas.
Su segunda esposa, de nombre Lucrecia, apenas hacía apariciones públicas para no mostrar los latigazos con los que la marcaba Francesco. Si bien, su bellísima hija Beatrice era la más desafortunada, pues aparte de los bastonazos, la joven era víctima de atroces agresiones sexuales.
Durante muchos años Francesco fue intocable por la justicia hasta que en 1598 fue acusado del delito de "vicio nefando" por la violación perpetrada a los jóvenes hijos de un chatarrero a orillas del Tíber, acto ilícito en el que fue sorprendido "in fraganti" por las autoridades.
La condena al banquero fue una multa de 100.000 escudos que, evidentemente, no pensaba pagar. Por ello partió de Roma con su familia y sus criados con dirección al castillo de Petrella del Salto, cerca de Rieti, en los montes Abruzzos.
Allí Francesco siguió sometiendo a su familia a terribles castigos y forzando a Beatrice a mantener relaciones incestuosas. Ésta, angustiada, propuso a sus hermanos acabar con su padre.
Aquella conjura tuvo como fruto un vano intento de envenamiento perpetrado por Giacomo, que al no contar con la fortísima complexión física de su padre, le administró una dosis insuficiente para su fines.
Beatrice, entonces, convenció al señor del castillo, Olimpio Calvetti, para que ayudara a su hermano Giacomo con el crimen. Algunos dicen que Beatrice le vendió su cuerpo al castellano, y otros que le prometió una substanciosa porción de la herencia.
El caso es que una noche, armados con sendos martillos, Olimpio y Giacomo reventaron la cabeza de Francesco. El plan indicaba que, ya cadáver, el banquero fuera arrojado desde lo alto del castillo para simular una caída accidental, pero quedó la cabeza tan reducida a añicos que la justicia inmediatamente sospechó del crimen.
Toda la familia fue arrestada con la excepción del coautor Olimpio Calvetti, quien huyó con un collar de diamantes de Beatrice desapareciendo de la historia. El proceso judicial se siguió en Roma y, a pesar del apoyo del pueblo a los Cenci, el Papa Clemente VIII fue extremadamente duro con los encausados.
La razón es que el pontífice había proyectado apropiarse para su familia, los Aldobrandini, la inmensa fortuna de Francesco, lo cual le resultó harto sencillo.
Bernardo Cenci, el hijo menor, fue recluído de por vida en la cárcel Mamertina; Lucrecia, la esposa, fue condenada a muerte; Giacomo sufrió la misma suerte que su madrastra después de un terrible tormento; y la cabeza de Beatrice fue seccionada por el verdugo el 11 de septiembre de 1599 en la Plaza del Puente de Sant'Angelo.
Entre la muchedumbre que contemplaba la ejecución, se encontraba Michelangelo Amerighi, más conocido como Caravaggio, quien acaso se basó en este grotesco episodio para pintar su obra maestra La Decapitación de Holofernes.
Beatrice fue la auténtica protagonista del proceso, el pueblo de Roma sólo tuvo oraciones para su alma y, dicen, que cuando fue decapitada, un hombre subió al cadalso y colocó amorosamente la cabeza de la desgraciada sobre un lecho de rosas.
La leyenda de Beatrice Cenci, llamada "la de los ojos de mar", fue el motor de varias recreaciones literarias, algunas de ellas por autores de la talla de Stendhal, Dumas, Shelley o, ya en el siglo XX, de Alberto Moravia.
Hay una leyenda romana que dice que el fantasma de Beatrice se muestra todos los 11 de septiembre poco antes de la medianoche. La muchacha eterna se aparece con vestido azul y con su cabeza bien sujeta entre las manos. Esperemos que, ahora que han pasado más de 4 siglos, la muchacha encuentre el descanso que se merece.
2 Comments:
Esto k kuentas aki es todo verdad¿
Rigurosamente cierto.
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