Et in Arcadia Ego
Johann Christian Friedrich Hölderlin nació el 20 de marzo de 1770 en Lauffen am Neckar (Suabia), hijo de un administrador de un seminario protestante y nieto de un recto pastor evangélico. Huérfano de padre desde muy pronto ingresó en un seminario a los 14 años. Allí se inició en el hebreo, el latín y el griego y conoció la poesía de Klopstock y Schiller.
Hölderlin se mostró desde muy joven inclinado por las pasiones románticas, propenso a enamorarse, fundó con 2 amigos en el seminario de Tübingen una "Liga Poética". En el seno del mismo seminario leyó a Kant y a Rousseau e hizo amistad con Hegel y Schelling, quienes eran compañeros de pupitre.
Con 23 años Hölderlin se apartó de la fe protestante y se juramentó no ejercer nunca el ministerio evangélico. Un año después entabló amistad con Schiller, quien no dudó en publicar un fragmento de Hiperión en la revista "Thalia".
Incapaz de ganarse la vida, un amigo le facilitó un empleo de preceptor en Frankfurt. En la casa del banquero Gontard quedó prendido de su esposa Susette (10 años mayor que el poeta), a la que llamó en lo sucesivo "Diotima" (que será protagonista tanto de Hiperión como de múltiples poemas de juventud).
En Frankfurt Hölderlin se reencontró con su amigo Hegel y conoció a Goethe, quien le manifestó su disgusto por Hiperion, cuya primera parte había sido editada en 1797.
En aquellos días, la relación adúltera entre el poeta y Susette había llegado a unos límites tan intolerables, que Hölderlin tuvo que abandonar la casa Gontard antes de que se desatara un escándalo. Susette le escribió en años sucesivos en estos términos: "Es como si mi vida hubiera perdido el sentido; solo por el dolor sigo notando mi existencia".
Radicado en Homburg, Hölderlin desarrolló una intensa carrera política en apoyo de la república (recordemos que eran los años de la Revolución Francesa) y, posteriormente, en Stuttgart, vivió bajo el mecenazgo de un comerciante llamado Landauer que le permitió desarrollar un fructífero período poético.
Desde 1801 Hölderlin mudó de un trabajo a otro. Se instaló en Suiza, en Burdeos, en París y nuevamente en Stuttgart, donde empezó a notar los primeros raptos de locura. En esta época le escribió así a un amigo: "Temo estar sufriendo la suerte de Tántalo, que recibió de los dioses más de lo que podía digerir".
En julio de 1802 una misiva le comunicó la muerte de Susette Gontard. La mente de Hölderlin se rompió, tardó un mes en llegar desde Stuttgart a la casa familiar en Nürtingen (dicen que fue andando) y llegó en un estado físico tan deplorable que su propia madre apenas le reconoció. Él explicaba su estado con un escueto: "Fui golpeado por Apolo".
El poeta nunca llegó a recuperar sus cabales. Alternaba momentos de gran violencia con otros más sosegados. Schelling narró con horror el deplorable estado de Hölderlin, quien no consiguió, en lo sucesivo, procurarse empleo estable. En 1805 un médico dictaminó que "Su locura se está convirtiendo en frenesí, y es imposible comprender su lenguaje, que parece una mezcla de griego, alemán y latín".
En el verano de 1807, un ebanista llamado Zimmer, fascinado por la lectura del Hiperión, visitó al genio en el manicomio de Tübingen con la intención de llevárselo a su casa.
Hasta 1843, año de la muerte de Hölderlin, el bueno de Zimmer le acogió con amor y respeto, sin exigir nada a cambio.
El poeta siguió escribiendo en todo momento, regocijaba a la familia del ebanista tocando el piano y frecuentaba largos paseos por los alrededores de la ciudad en los que a menudo era importunado por los niños e, incluso, apedreado por ellos.
En aquellos años Hölderlin repudió su propio nombre y se bautizó con el de Scardanelli, con el que firmó sus últimos poemas. A menudo amenizaba a las visitas recitando de memoria poemas y fragmentos del Hiperión y se ofrecía a dedicarle versos a quien se los pidiera. Solía contestar: "Sobre qué quiere que le escriba, sobre la Grecia Clásica o prefiere una meditación lírica?".
Es vano reivindicar la talla artística de Hölderlin, se trata de un artista canónico, de una de las cumbres de la literatura universal; creo que el mejor tributo que se le puede hacer es transcribir este breve poema vertido al español por otro poeta mayúculo, Luis Cernuda:
Ehmals und jezt
In jüngern Tagen war ich des Morgens froh,
Des Abends weint' ich; jezt, da ich älter bin,
Beginn ich zweifelnd meinen Tag, doch
Heilig und heiter ist mir sein Ende.
[Antes y Ahora. En juveniles días a la mañana sentía regocijo, / por la tarde lloraba, y ahora, cuando más viejo soy, / dudando empiezo el día, aunque no obstante, / apacible y sagrado es para mí su fin. Versión de Luis Cernuda. F. Holderlin. Poemas. Ed. Visor. 1974]
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