el blog de bubastis

lunes, noviembre 07, 2005

La Ira de Dios

El emperador envió al general Tito a Palestina, donde éste blasfemó e insultó a Dios: agarró a una prostituta y fornicó en el santuario sobre un rollo de la Ley extendido en el suelo.

Cuando Tito marchó de Palestina, lo hizo por mar, si bien el general inmediatamente tuvo que tomar tierra debido a las terribles tempestades que amenazaban su barco. Cuando estaba a punto de atracar, Dios se dirigió al blasfemo: "Perverso, hijo de perverso y nieto de perverso. En mi Universo existe una criatura minúsucula llamada mosquito, cuando desembarques, te castigaré con tan humilde criatura".

Apenas llegó a tierra, un mosquito le entró a Tito por la nariz y durante 7 años le picó en el cerebro.

Un día pasó delante de una herrería, y al oír el ruido del martillo dejó de picar. Entonces Tito se dijo: "Esta es la solución". Y todos los días le traían un herrero que golpeba el martillo delante de él. Durante 30 días aquello tuvo resultado, pero después el mosquito se acostumbró al ruido.

El Rabino Pinjás ben Aruva fue testigo del fin de la agoinía de Tito, y así narró el episodio: "Estaba entre romanos patricios cuando Tito murió, le abrieron la cabeza y encontraron dentro algo similar a una golondrina de 2 sela de peso. Antes de expirar pidió que le incineraran y arrojaran sus cenizas al mar para que el Dios de los judíos no pudiera encontrarle y juzgarle". (Guitin 56b).

4 Comments:

At 7:35 p. m., Anonymous Anónimo said...

Lo de fornicar en el santuario sobre un rollo de la Ley me parece lo más.
Por cierto, ¿cuántos mosquitos se instalarán cada día en el cerebro de miles de millones de blasfemos en todo el mundo?
Espero que su/nuestro fin sea algo más halagüeño que el del pobre Tito.

Abrazo orgiástico.

 
At 10:00 p. m., Anonymous Anónimo said...

¿Todo eso por un simple polvo?

 
At 10:57 a. m., Blogger Aura said...

Seguro que le envió un pájaro para que picotease sus restos el resto de la eternidad.

Gratificante historia.

 
At 3:44 p. m., Blogger bubastis said...

Los caminos del Señor son inescrutables, espero que por lo menos disfrutara del quiqui.

(Aprovecho para acotar, a posteriori, que una sela de peso equivale a 17 gramos -¿por qué encuentras estas cosas cuando ya has publicado el post?-)

 

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