La Soledad de las Cosas
Me rodean los objetos, la certidumbre
de su presencia indiferente.
La seguridad de que cada cosa estará
en el sitio donde la abandoné porque
nadie habrá podido tocarla.
Mis manos reemplazan el aire allí
donde se posan, agitan el sosiego,
la luz tenue que subraya el polvo.
Afuera la vida se dilata, el sol se
hincha y muere sobre su lecho líquido.
El suelo deslumbra las sombras,
los pies caminan alcanzándose a
sí mismos en cada paso. Se detienen
sobre sí, se encierran en sus huellas.
Dentro la vida se estrecha, la oscuridad
se hace hilo y reposa en su lecho de piedra.
El aire deja de existir donde yo existo,
mis manos trasladan la quietud y laceran
el polvo. Las cosas no saben, no esperan,
no sienten, ellas me sobreviven, sin más.
Me rodean los objetos, la certidumbre
de su presencia indiferente.
[Alberto Ávila Salazar. Inédito]
6 Comments:
Poema sobre la aridez y resequedad de la percepción en los momentos de desasoiego.
Muy hermoso, felicidades.
Gracias por compartirlo. Un fuerte abrazo.
Cuánto bien (y cuánto mal) ha hecho Perec...
Magnífico.
Estupendo poema e interesante comentario de Noemí
Yo necesito rodearme de libros. Aparte de fuente de conocimiento y goce, para mí son un fetiche.
Abrazo orgiástico.
Gracias por los comentarios. Hoy más que nunca.
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