el blog de bubastis

miércoles, junio 01, 2005

El Mundo Paranormal de Fernando Pessoa

En 1935 Fernando Pessoa escribió una breve semblanza biográfica de la cual voy a transcribir las siguientes líneas: "Postura religiosa: Cristiano gnóstico, y por lo tanto enteramente opuesto a todas las Iglesias organizadas, y sobre todo a la Iglesia de Roma. Fiel, por motivos que más adelante quedarán implícitos, a la Tradición Secreta del Cristianismo, que tiene íntimas relaciones con la Tradición Secreta de Israel (la Santa Kabbalah) y con la esencia oculta de la Masonería".

Semejante autorretrato viene a confirmar que el más reconocido poeta portugués del pasado siglo estaba vivamente interesado por el ocultismo. Esta atracción por lo mistérico procedió seguramente de su tía Aneta, con la cual convivió entre 1914 y 1916.

Aneta era una ocultista que realizaba prácticas mediúmnicas; bajo su influencia, Pessoa empezó a practicar la escritura automática, de manera que tomó contacto con varios espíritus a los que llamaba "El Hombre del Vudú", "El Platónico de Cambridge" o la misteriosa criatura que llamaba "Wardour".

Los escritos que se conservan de aquellas sesiones en su mayoría estimulaban al poeta para perder su virginidad ("Muy pronto Vd. tendrá valor para fornicar con una muchacha"), le culpabilizaban por abusar de la masturbación ("Vd. es un perverso, un masoquista, un innoble que no para de darse placer a sí mismo") o bien le confundían con un sinnúmero de símbolos masónicos y cabalista mal garabateados.

En una carta fechada en 1916 y dirgida a su tía, Pessoa le aseguraba que había desarrollado el poder de la telepatía y el de una visión etérea que le permitía ver el "aura magnética" de las personas.

En estos años, el poeta se interesó por el trabajo del ocultista británico Aleister Crowley, del cual incluso llegó a traducir su obra Himno a Pan.

Habiendo descubierto un error astrológico en un escrito de Crowley le escribió, iniciándose así una breve correspondencia entre ambos.

Con ocasión de un viaje del ocultista inglés a Portugal, al parecer, ambos se conocieron. Por desgracia no sabemos los detalles de este encuentro, pero parece ser que Pessoa quedó impresionado por la estampa de Crowley, al cual juzgó como un desequilibrado, lo que no le impidió, presuntamente, prestarle ayuda para orquestar un falso intento de suicidio del mago británico.

Lo cierto es que la relación entre ambos fue muy corta, no hay que olvidar que Pessoa era un alma sedentaria, poco inclinada a la aventura, mientras que la de Crowley era inquieta y, seguramente mucho más magnética que la del portugués.

No hay que olvidar que Crowley tuvo como amigos a figuras culturales de la talla de Rainer Maria Rilke, Auguste Rodin, Isadora Duncan, Xul Solar, Aldous Huxley e, incluso, Ian Fleming (creador de James Bond).

A pesar de todo ello, conviene desvelar esta faceta de Fernando Pessoa, pues nunca sabremos hasta que punto pudo influir en su obra su afición por la escritura automática y quién sabe si sus heterónimos acaso fueran espíritus desencarnados capturados por su pluma.

Si después de mi muerte puedo colgar algún post, les sacaré de dudas.