Raymond Belknap, de 18 años, y
James Vance, de 20, decidieron el 23 de diciembre de 1985 dispararse en la cabeza con una escopeta. ¿La
razón? Una canción de
Judas Priest.
Raymond se levantó la tapa de los sesos con eficacia, pero James no fue tan habilidoso y se voló la mandíbula, la nariz y la boca. Terminó con el rostro horrorosamente deformado (podemos examinarlo en la fotografía que se adjunta) y, pocos años después, a la edad de 23, falleció como consecuencia de las drogas y las múltiples operaciones a las que fue sometido. En los 3 años que mediaron entre el fatídico disparo y su muerte, James tuvo ocasión para ser padre de un hijo, a pesar de su deformidad.
James y Ray eran vecinos de Reno (Nevada) y en 1986 decidieron acabaran con sus vidas en el párking de una iglesia. Aquella tarde, durante 6 horas, habían escuchado una y otra vez el tema
Better by you, better than me, del LP
Stained Class, grabado en 1978 por Judas Priest.
A raíz de la tragedia las familias de los muchachos demandó a la banda acusándoles del crimen. Su acusación se fundamentaba en algo tan pegregrino como que
Better by you, better than me, escuchada al revés, tiene mensajes tan hipnóticos y sugerentes como
Do It (Hazlo),
Try Suicide (prueba el suicidio) que, en su opinión, justificaban que Judas Priest abonara 6 millones de dólares a los damnificados como indemnización.
La cordura se impuso y Su Señoría le dio la razón al grupo de Rock, cuyos miembros declararon a presencia judicial que, de insertar algún mensaje subliminal en algún disco, desde luego no estaría dirigido a exterminar a su público.
En 1992 el documental
Dream Deceivers: The Story Behind James Vance vs. Judas Priest analizó esta caso; dirigido por David Van Taylor,
aquí pueden examinar su ficha en imdb.
La conclusión es que hay que hay que tener mucho cuidadito con las armas de fuego y con la música
subliminal.